Las ramas crujen y las llamas van ganando altura. En medio de un gran barullo, una improvisada poda vecinal viene arrasando con los árboles más bajos. Un intenso olor a madera quemada es la señal. El fuego invita a los vecinos a encontrarse en las esquinas para ponerse al día con lo ya vivido y soñar con lo que vendrá. Este barrio brilla con luz propia.
Su nombre es un homenaje al primer obispo del país. Si bien es un Estado laico, ese detalle parece no haber impedido los honores; por el contrario, es motivo de orgullo para los católicos de la zona, que llenan cada misa dominical de la Parroquia San Antonino.
Aquí nacieron y crecieron reconocidos artistas nacionales, como el poeta Líber Falco, quien corría entre sus “ranchos de lata por fuera y por dentro de madera”, intentando alcanzar a esa “luna blanca, luna de Jacinto Vera”.
Hoy…
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